* La lluvia, su perfume y la alegría de mis plantas cuando la reciben.
* Las horas de películas.
* Amanecer en un abrazo calentito.
* Las charlas y momentos compartidos en familia (humana y felina).
* Cocinar de a dos (aunque mi rol haya sido exclusivamente de asistente).
* La música que acompaña siempre.
* «Serpiente de Luz» de Drunvalo Melquizedek, una maravilla de libro que estoy leyendo y en el que me encuentro en cada página.
* La fiaca eterna del domingo.
* El piano de mi amor que nos comunicó con los ángeles durante el atardecer de ayer.