La vorágine, el acelere, la rutina, los trabajos, obligaciones.
Palabritas muy conocidas por todos nosotros, o casi, no?
¿Qué mejor, justo a mitad de la semana, que reservar un espacio sólo para nosotros?
Más placentero aún cuando ese momento suele estar completo de puntitos con actividades.
Hoy, amigos, la Fiaca se apoderó del hogar. Invasiva ella, dictadora, impuso su regla del no-horario y los habitantes no tuvimos más que acatar ese mandato.
Cuando en general el despertador a las 7 ó a las 8 nos grita los buenos días, hoy mantuvo su mutis… hubo algunas verificaciones horarias a lo largo de la mañana que sólo nos confirmaban que lo mejor era mantenernos bajo las sábanas… el relajo dibujó sueños placenteros, enredos de manos… una maravilla de paz, olor a vainilla y caricias de viento…
Casi llegando al mediodía fue el sol el que provocó revuelo apuntando sobre nuestras cabezas, así que finalmente decidimos abandonar los aposentos y se repartieron las tareas: uno se quedaba controlando las tostadas y el agua para un capucchino con cacao, el otro bajaba a comprar miel…
Hecho esto, bandejas en mano, nos definimos por realizar un nuevo y último chequeo a la habitación y terminamos desayunando en la camita.
Prueben ratearse de las tareas, prioricen un momento de ocio a un trámite bancario… una vez cada tanto no genera conflicto, es muy necesario y cuanto más improvisado… MÁS SE DISFRUTA!!!!