Llegaba a mi casa ayer a la tardecita con la cabeza un tanto tensa, mucho trabajo mental, mucho proyectar, cerrar, abrir; los cambios de estos últimos tiempos decidieron manifestarse todos juntos y hablarle directo a mi cerebro.
Abrí la puerta, dejé mis cosas, saludé a los gordos y sonó mi celular avisándome que tenía un mensaje de texto.
Tres palabras: «mirá la luna». Un mensaje que llegó en formato de freno de mano, de un remitente que suele «leerme» bien claro siempre.
Claro que así como estaba, descalza y revolucionada, salí a la vereda a saludar a mi amiga.
La luna estaba contenta, anunciando un anochecer cálido, mostrándonos su mitad más hermosa, encuadrada en un cielo azul índigo perfecto.
Respiré.
Respiré otra vez.
Y una vez más.
Volví a mi centro en paz, feliz y oxigenada con el perfume a eucaliptus que me regaló el gigante enramado de la vereda de enfrente.
Y recordé esas tres palabritas.
No me voy a cansar de repetirlo y agradecer al Universo por la maravilla y el regalo divino que son mis amigos.
Bueno gente, quería compartirlo con ustedes gente.
Esta red es cada vez más grande, tres palabritas pueden cambiarnos el día, nos tenemos los unos a los otros, nos abrazamos a la distancia a veces sin proponernoslo, contemos con eso… saquémosle el jugo.. aprovechemos este círculo brillante que fuimos creando entre todos.
Pasen una tarde hermosa y sepan que acá tienen a alguien que los quiere con el alma.
Gracias por este comentario de igual manera me fascina ver la luna me relaja enormemente ya sea llena o cuarto menguante